viernes, 1 de febrero de 2008

Alimentos más caros por culpa del aceite

Por el aumento en el precio del aceite comestible, los habitantes del barrio pobre más grande de Asia, Mumbai, en la India, están obligados a racionar hasta la última gota.
La escasez y el elevado precio del aceite de palma, el aceite de soja y otros tipos de aceite vegetal son el ejemplo de un problema global en crecimiento, el encarecimiento de los alimentos.
El índice de precios de alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO, que se basa en los precios de exportación de sesenta alimentos, aumento un 37 por ciento el año pasado y ya se había incrementado un 14 en 2006. Desde septiembre la tendencia se aceleró.
Según la organización, en los últimos meses estallaron disturbios por alimentos en Guinea, Mauritania, México, Marruecos, Uzbekistán y Yemen. Ningún alimento aumento, en este semestre, tan rápido como los denominados aceites comestibles.
En occidente en aceite de cocina puede parecer un gasto insignificante, pero en el mundo en vías de desarrollo es una fuente importante de calorías y representa uno de los principales gastos de las familias pobres, que cultivan parte de sus propios alimentos, pero tienen que comprar el aceite para cocinarlos.
En Malasia los trabajadores recogen el fruto de las palmas, pero el aceite que se obtiene de esos frutos se encareció un 70 por ciento en el 2007.
En Mumbai, los pobladores compran 250 milímetros de aceite de palma para la comida de su familia, por 41 centavos de dólar.
Las peores victimas de la suba del precio de los alimentos están en las áreas urbanas más pobres de los países asiáticos de menores ingresos.
La reacción de algunas familias que viven en los barrios precarios de Mumbai, constituidas por entre seis y nueve integrantes, de los que sólo uno trabaja, fue comer pescado una vez a la semana en vez de dos, cocinar pocas verduras y reducir el consumo de arroz.
En el 2007 la conversión del aceite de palma en combustible implicó un gran crecimiento de la demanda, pero en las últimas semanas el aumento de precios afectó al sector. En la costa de Malasia una refinería tiene la capacidad de convertir 105.000 toneladas métricas de palma por año en 100.000 toneladas métricas de un combustible llamado biodiesel, así como en subproductos valiosos como glicerina.
Mission Biofuels, una empresa australiana, terminó la refinería en diciembre.
Pero los precios aumentaron tanto que la compañía no puede cubrir los costos y decidió detener la actividad mientras busca una nueva estrategia.
Casi la mitad del aumento de la demanda mundial de aceites vegetales el año pasado, fue por los biocombustibles, y representaron el siete por ciento del consumo total de aceites, según Oil World, un servicio de pronósticos de Hamburgo, Alemania.

El desarrollo del biodiesel fue y es motivo de controversia, no sólo porque compite con el uso del aceite para la alimentación, sino también por las consecuencias ambientales.
La advertencia de que se están talando selvas para crear plantaciones de palmas de aceite que destruyen el hábitat de orangutanes y rinocerontes de Sumatra y liberan gases de efecto invernadero, viene de hace tiempo y es reforzada en la actualidad por grupos conservacionistas europeos. Pero al parecer, las grandes potencias mundiales parecen darle más importancia a los negociados y no al medio ambiente y a la creciente y hambrienta población mundial.

Santiago García Cancio
Informes: Andrew Martin
Michael Rubenstein
New York Times